sábado, 29 de octubre de 2011

Disfraces, zombies y jazz

Lo primero de todo, tengo que pedir disculpas. Un blog no es un blog si no tiene una actualización continuada. Llevo un mes sin escribir y sé que muchos me habéis 'echado' en falta. Lo cierto es que he estado bastante ocupada en varios menesteres (búsquedas de piso y de trabajo para el Señor G., curso de inglés, mi propia ocupación... y que los días y las tardes ya son bastante cortos en Irlanda y no me llega el tiempo para nada). Pero he vuelto y prometo no volver a tardar tanto en contar mis andanzas.

Llevo ya dos meses y medio en Cork. La vida aquí se ha convertido en bastante... digamos, estable (¿rutinaria?). Voy mejorando mi inglés, mis churumbeles y yo ya nos entendemos a la perfección y el tiempo transcurre plácidamente...

Pero este fin de semana es, en Cork y según los autóctonos, el mejor de todo el año. Principalmente por dos factores: se celebra el Festival de Jazz y es Halloween.

Del primero diré que, por lo visto, es uno de los más conocidos a nivel nacional y es visitado por gentes de todas partes del país. Se nota en las calles y en los bares. El centro de la ciudad se ha convertido en un escenario improvisado. En cada rincón, plaza o callejuela te podías encontrar un grupo (de jazz o no) haciendo buena música y deleitando al personal.


Lo segundo, Halloween, es un mundo aparte. No sé cómo será en América (en las peliculas siempre celebran Halloween a lo grande) pero aquí en Irlanda Halloween es más importante casi que las Navidades, diría yo. Realmente, la celebración es en la noche del domingo al lunes (el lunes aquí no se trabaja), pero llevan así como dos semanas preparándose para el evento.

Las tiendas han dejado de vender ropa normal y sólo venden disfraces; en los supermercados sólo encuentras calabazas y botes llenos de golosinas para que los niños hagan el 'truco o trato' y en todo pub que se precie hay fiesta de Halloween para este fin de semana.

Ya comenté en un post anterior que los 'corkianos' son muy dados a los disfraces, aún sin ser Halloween (mis 'niños' llevan días disfrazándose). Así que os podéis imaginar cómo viven esta fiesta.

Personalmente, y siempre desde mi perspectiva de 'españolita que se va a buscarse las castañas al extranjero', creo que los 'corkianos' van siempre disfrazados, sobre todo las chicas. Creo que ya dije que me parecían unas Spice Girls en ciernes, pero ahora, después de un par de meses por estas tierras, he llegado a la conclusión de que aquí, como en cualquier lugar del mundo, existe el fenómeno del poligonerismo: dícese de aquellas chicas adolescentes con un kilo de maquillaje en la cara, unos aros dorados que parecen columpios de pájaros como pendientes, el chándal de los sábados y los domingos combinado sin pudor con el bolso de por la noche, el pelo cuanto más cardado en la coronilla mejor, la raya del ojo que de tan larga que es da la vuelta a la cabeza y se une con la del otro ojo... en fín, la Jenny de toda la vida pero aquí en Cork.

Bueno, pues no. Resulta que no iban disfrazadas. Que es su atuendo normal. ¿Y entonces cómo se disfrazan?, os preguntaréis. Pues mi amiga Sinead (una autóctona con la que hago intercambio de idiomas) me resolvió la duda: las jovenzuelas aprovechan esta fiesta para ir a comprarse ropa a los sex-shop y ponérsela por la calle. Así como lo oís. Que quiero ponerme un corpiño y enseñar medio cachete, pues me espero a Halloween y digo que voy disfrazada de 'fresca'. Todavía no lo he visto con mis propios ojos, pero Sinead me dijo que estaba deseando que lo viera y le contara mis impresiones. Yo también.

Lo que sí he visto hoy ha sido la 'marcha zombie': cientos de personas reunidas en el centro de la ciudad disfrazados de zombies, a cual mejor. Toda una experiencia si tenemos en cuenta que a España, por suerte o por desgracia, la fiesta de Halloween todavía no ha llegado a todo su esplendor.